martes, 16 de diciembre de 2014

ENTREVISTA A TXARO LIBERAL



Encargada de las unidades de RAEM del CSFJ y artista.

1. ¿Eres de Pamplona?

Nací en Pamplona, solamente nací, pero, me crié en Unzué hasta los doce años. Luego fui a un colegio a Madrid, donde estuve estudiando. Después cuando volví, seguí viviendo en Burlada.

2. ¿Qué estudiaste?

Bachiller elemental. Después dos años de Perito Mercantil, que ahora se llama Empresariales. Como era de letras lo dejé porque me iban muy mal las matemáticas. No como a Carlos (risas). Después hice unos cursos que eran de auxiliar administrativo. Más tarde estudié francés y finalmente auxiliar de clínica.

3. ¿Cómo llegaste a trabajar aquí?

Mi padre trabajaba aquí. Entonces se llamaban “enfermeros” a los hombres. Pero, como yo tenía dos tías que eran monjas hospitalarias, una de ellas era la directora del colegio en el que estudié en Madrid. Allí se estudiaba para ser monja, pero, yo decía “que no quiero ser monja, que no quiero ser monja”.Y mis padres me decían, que fuera allí a estudiar. Estando en Madrid, empecé a tener contacto con pacientes con enfermedad mental, iba a darles de comer. Entonces descubrí que estar con pacientes me gustaba muchísimo. Yo vine por pura vocación. Mi padre me hizo ver que aquí se estaba muy bien y de una forma casual llegué aquí en 1973

¿Txaro conoció a Federico Soto?

Era muy joven cuando lo conocí. Para mí era una persona muy distante. Sólo lo veía cuando venía al pabellón, a San José, donde había casi 100 pacientes, todas mujeres. Venía él y detrás los demás, hacía su ronda y se iba. Yo no tenía contacto con él, eran las monjas las que estaban en el pabellón recibiendo a los médicos. Nosotras estábamos apartadas.

4. ¿Es difícil trabajar con enfermos mentales?

Después de 40 años, casi que no (risas). Me resulta más difícil no trabajar que hacerlo después de tantos años. Con los de la calle hay que tener más reservas. He estado muy bien, no he tenido ningún problema nunca. Primero estuve en el pabellón de las epilépticas, que estaban agrupadas en San José, y por su enfermedad tenía unas características. Después estuve en Nuestra Señora de Lourdes, se llamaba también Enfermería, allí estaba las mujeres más mayores, encamadas, había demencias también. Éstas eran otro tipo de pacientes. Después estuve en San Camilo, que era el pabellón de “niñas” y todas tenían una discapacidad intelectual muy profundas. Se hacían muchísimo querer y yo estaba ¡Feliz! Después estuve en San Rafael (que después se llamó Ilarri), que era donde estaban las pacientes que entonces se llamaban “agitadas”, después allí se quedaron las pacientes con discapacidad intelectual moderada. De San Rafael pasé a trabajar en San Fermín. San Rafael pasó a ser de Bienestar Social. De San Fermín pasé a Itzuli. San Fermín se cerró para hacer el Centro de Día y lo que hoy es la ULE. Y de Itzuli a Bide Berri. En Bide Berri he vivido los mejores años, son los últimos y los he vivido con intensidad.

5. Cuando empezaste a trabajar aquí,

-          ¿Cómo se llamaba este centro?

Manicomio de Navarra. Hay una canción que dice: “Manicomio de Navarra, a cuanto vago mantienes, unos por las oficinas y otros por los almacenes.” Por aquél entonces, nadie se preocupaba de las personas que padecían una enfermedad mental, los traían aquí de por vida.

- ¿El centro funcionaba por pabellones?
               
                Sí, por pabellones.

- ¿Cuántos había?
               
                Entre hombres y mujeres 18 pabellones. Lo que eran Mendiondo y el otro lado, eran Clínicas que eran donde estaban los ingresos. No había unidades de agudos como                ahora.

- ¿Cómo estaba organizada la huerta y el cuidado de animales domésticos?

                A mí no me tocó vivirlo porque eso lo llevaban los hombres. A las mujeres no les afectaba esto. En el pabellón de     Trabajadores había personas con más habilidades para llevar a cabo estas tareas. Cultivaban la tierra, plantaban hortalizas, cuidaban y criaban cerdos…Pero, las mujeres no intervenían en nada de esto, porque las mujeres iban al lavadero a lavar a mano, a fregar los pabellones, hacían cosas que los hombres no hacían.

6. ¿Cuántos años has trabajado en esta institución?

39 años y 263 días, es decir, casi 40 años.

7. ¿Estabas contenta con tu trabajo?

Mucho, lo que pasa es que depende del sitio, cada uno era diferente, dependiendo del tipo de pacientes. He estado muy contenta porque “sois muy agradecidos”. Cuando uno sale de trabajar se lleva el cariño de todos vosotros. Por eso, he estado muy contenta. Si pudiera dar marcha atrás, haría lo mismo que he hecho.

8. ¿Qué es lo que más te gustaba de tu trabajo y lo qué menos?

Lo que más me gustaba…a ver…Estuve hasta el año 86 de auxiliar, porque aquel año desaparecieron las monjas como encargadas. Entonces tuvimos la posibilidad de presentarnos como encargadas, yo me presenté y me nombraron encargada. Este trabajo era muy distinto aunque muy unido. Tenía funciones propias de la auxiliar y también de los mandos intermedios y tenía que dedicar mi tiempo a otras tareas y actividades, más de gestión.
A mí lo que menos me ha gustado es el desorden. A mí me gustaba que todo funcionara bien. Cuando trabajaba tampoco me fijaba en qué me gustaba y qué no, sólo intentaba que todo funcionase bien. Todo el mundo ha colaborado para que todo funcionara. En definitiva, donde he estado, he estado a gusto.

9. ¿Cuándo te nombraron encargada?

En 1986 comencé mi labor como encargada. Ese año fue cuando cambió la salud mental en España, fue la reforma psiquiátrica. Aquí se cambió el nombre de Manicomio por Psiquiátrico. Se externalizó a muchos pacientes a residencias, pisos tutelados de hombres y mujeres…

10. ¿Te costaba mucho llevar las cuentas de todos los pacientes?

Las cuentas son muy peliagudas, muy peliagudas. El dinero era un trabajo que tenía que hacer y bien hecho. Al final, tenían que salir las cuentas. De todas maneras, hasta que no llegué a Bide Berri lo tuve mucho más fácil, es allí donde tuve que gestionar el tema del dinero. Cuando te acostumbras se lleva bien.
11. Cuéntanos alguna anécdota de tu estancia en el centro.
Había una paciente hace muchos años que a mí me daba un poco de miedo, porque era tan alta, tan grande…Pero, luego me tocó estar con ella y al conocerla cambió mi forma de verla, me parecía tan majica.
Otro recuerdo bonito que tengo es de cuando nos disfrazábamos y  los días de reyes, salíamos con los pacientes a las carrozas.

12. ¿Te gustaría que tu hija siguiera tus pasos?

Mi hija no tiene nada que ver conmigo porque es completamente diferente. Por ejemplo, ve una gota de sangre y se marea. No ha querido ir por la rama sanitaria, es diseñadora de moda. Yo hubiera querido, alguna vez se lo dije, pero, cada uno es como es y tiene sus gustos.

13. ¿Cómo se vive mejor, trabajando o jubilada?

No me ha dado tiempo todavía a enterarme, como llevo tan poco tiempo jubilada. Es diferente, cuando estás trabajando el tiempo que dedicas al trabajo intentas vivirlo bien, para que sea llevadero. Y el resto del tiempo lo dedicas a hacer tu vida, a hacer lo que te gusta.
Ahora no tengo esas preocupaciones de cómo ir al trabajo, cómo solucionar los problemas del día a día. Ahora vivo mentalmente más tranquila porque no tengo que pensar en todas esas cosas y tengo más tiempo para mí.

14. ¿Practicas algún deporte?

Me gusta andar. También me gusta el monte, pero, suave. Hago yoga desde el año pasado. Y ahora he vuelto a ir a natación, tres días a la semana.

15. ¿Te gusta el fútbol? ¿Cuál es tu equipo favorito?

No me gusta nada. Sólo me gusta saber el resultado de Osasuna, vaya bien o mal.

16. ¿De qué ideología política eres? ¿Se contradice con tus dotes de mando?

Pues no lo sé, las dotes de mando no sé si los llevan los de derechas o los de izquierdas o los del centro. Me considero apolítica, me gusta la justicia social y que todo el mundo viva bien.

17. Sabemos que eres una artista, ¿cuántas obras has realizado?

Fui a aprender a pintar cuando mis hijos habían crecido y ya no me necesitaban para hacer las tareas. Y como me gustaba mucho la pintura, pues iba por las tardes tres días a la semana dos horicas. Como me gustaba mucho, estuve cinco años yendo a aprender a pintar. Luego iba haciendo de forma autodidacta lo que me gustaba, me parecía y lo que me salía. La pintura es una afición y no tengo contadas las obras que he hecho.
Creo que los artistas no deberían de vender. Excepto el que vive de eso, por supuesto. En mi caso, al tener mi trabajo, ya no tenía que sacar beneficio de una obra de arte.
Que quede claro que no soy una artista, sino una aficionada al arte.

18. ¿Qué movimiento artístico te gusta más?

El Impresionismo, lo tengo muy claro. Todos los pintores impresionistas me gustan. Y procuro cuando pinto pensar en ellos, intento que me salgan rasgos. Me identifico más con ellos: Renoir, Monet, Pissarro, Van Gogh, Manet…

19. ¿Has viajado por el mundo? ¿Qué países conoces?

Me hubiera gustado viajar más, pero, no me voy a quejar.
Estuve dos años viviendo en México porque mi marido tenía trabajo allí, así que, aquí pedí una excedencia.
En EE.UU. he estado en Nueva York y Las Vegas.  También estuve en Cuba, Egipto, Austria, República Checa, Eslovaquia, Rusia, Países Bajos, Francia e Israel.

20. ¿Qué es lo que más te gusta de la vida?

¡Hay tantas cosas!
De entre las cosas materiales, me encanta comer, viajar y pintar.
Me gusta vivir con tranquilidad, disfrutar cada momento, saber que cada minuto ya no vuelve. Vivir el presente. El pasado ya es historia y el futuro es un misterio.

21. ¿Te gustan los chistes?

Los tuyos Sagrario sí (risas).

Para terminar:

- Un libro para leer.

Tengo dos empezados y cuando no me gusta alguno, lo dejo. Ahora estoy con “Un mundo sin fin”, otro “Cosas de críos”. Me gusta mucho leer artículos y si es narrativa me tiene que decir algo, leer por leer no.

- Una película para ver.

La vida es bella, me encanta esta película.

- Una canción para escuchar.

Como escucho Europa FM, me gustan las canciones modernas. Una de Rihanna por ejemplo. Ahora recuerdo una antigua que me gusta:
“Cuando salí de mi aldea por vez primera, me enamoré de los ojos de una morena”.

- Un lugar para visitar.

San Petersburgo, me gustó mucho.

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