Encargada
de las unidades de RAEM del CSFJ y artista.
1. ¿Eres de
Pamplona?
Nací en Pamplona, solamente nací, pero, me crié en
Unzué hasta los doce años. Luego fui a un colegio a Madrid, donde estuve
estudiando. Después cuando volví, seguí viviendo en Burlada.
2. ¿Qué
estudiaste?
Bachiller elemental. Después dos años de Perito
Mercantil, que ahora se llama Empresariales. Como era de letras lo dejé porque
me iban muy mal las matemáticas. No como a Carlos (risas). Después hice unos
cursos que eran de auxiliar administrativo. Más tarde estudié francés y
finalmente auxiliar de clínica.
3. ¿Cómo
llegaste a trabajar aquí?
Mi padre trabajaba aquí. Entonces se llamaban
“enfermeros” a los hombres. Pero, como yo tenía dos tías que eran monjas
hospitalarias, una de ellas era la directora del colegio en el que estudié en
Madrid. Allí se estudiaba para ser monja, pero, yo decía “que no quiero ser
monja, que no quiero ser monja”.Y mis padres me decían, que fuera allí a
estudiar. Estando en Madrid, empecé a tener contacto con pacientes con
enfermedad mental, iba a darles de comer. Entonces descubrí que estar con
pacientes me gustaba muchísimo. Yo vine por pura vocación. Mi padre me hizo ver
que aquí se estaba muy bien y de una forma casual llegué aquí en 1973
¿Txaro
conoció a Federico Soto?
Era muy joven cuando lo conocí. Para mí era una
persona muy distante. Sólo lo veía cuando venía al pabellón, a San José, donde
había casi 100 pacientes, todas mujeres. Venía él y detrás los demás, hacía su
ronda y se iba. Yo no tenía contacto con él, eran las monjas las que estaban en
el pabellón recibiendo a los médicos. Nosotras estábamos apartadas.
4. ¿Es
difícil trabajar con enfermos mentales?
Después de 40 años, casi que no (risas). Me resulta
más difícil no trabajar que hacerlo después de tantos años. Con los de la calle
hay que tener más reservas. He estado muy bien, no he tenido ningún problema
nunca. Primero estuve en el pabellón de las epilépticas, que estaban agrupadas
en San José, y por su enfermedad tenía unas características. Después estuve en
Nuestra Señora de Lourdes, se llamaba también Enfermería, allí estaba las
mujeres más mayores, encamadas, había demencias también. Éstas eran otro tipo
de pacientes. Después estuve en San Camilo, que era el pabellón de “niñas” y
todas tenían una discapacidad intelectual muy profundas. Se hacían muchísimo
querer y yo estaba ¡Feliz! Después estuve en San Rafael (que después se llamó
Ilarri), que era donde estaban las pacientes que entonces se llamaban “agitadas”,
después allí se quedaron las pacientes con discapacidad intelectual moderada.
De San Rafael pasé a trabajar en San Fermín. San Rafael pasó a ser de Bienestar
Social. De San Fermín pasé a Itzuli. San Fermín se cerró para hacer el Centro
de Día y lo que hoy es la ULE. Y de
Itzuli a Bide Berri. En Bide Berri he vivido los mejores años, son los últimos
y los he vivido con intensidad.
5. Cuando
empezaste a trabajar aquí,
-
¿Cómo se llamaba este
centro?
Manicomio de Navarra. Hay
una canción que dice: “Manicomio de Navarra, a cuanto vago mantienes, unos por
las oficinas y otros por los almacenes.” Por aquél entonces, nadie se
preocupaba de las personas que padecían una enfermedad mental, los traían aquí
de por vida.
- ¿El centro funcionaba por pabellones?
Sí,
por pabellones.
- ¿Cuántos había?
Entre
hombres y mujeres 18 pabellones. Lo que eran Mendiondo y el otro lado, eran
Clínicas que eran donde estaban los ingresos. No había unidades de agudos como ahora.
- ¿Cómo estaba organizada la huerta y el cuidado de animales domésticos?
A
mí no me tocó vivirlo porque eso lo llevaban los hombres. A las mujeres no les
afectaba esto. En el pabellón de Trabajadores
había personas con más habilidades para llevar a cabo estas tareas. Cultivaban
la tierra, plantaban hortalizas, cuidaban y criaban cerdos…Pero, las mujeres no
intervenían en nada de esto, porque las mujeres iban al lavadero a lavar a mano,
a fregar los pabellones, hacían cosas que los hombres no hacían.
6. ¿Cuántos
años has trabajado en esta institución?
39 años y 263 días, es decir, casi 40 años.
7. ¿Estabas
contenta con tu trabajo?
Mucho, lo que pasa es que depende del sitio, cada
uno era diferente, dependiendo del tipo de pacientes. He estado muy contenta
porque “sois muy agradecidos”. Cuando uno sale de trabajar se lleva el cariño
de todos vosotros. Por eso, he estado muy contenta. Si pudiera dar marcha
atrás, haría lo mismo que he hecho.
8. ¿Qué es
lo que más te gustaba de tu trabajo y lo qué menos?
Lo que más me gustaba…a ver…Estuve hasta el año 86
de auxiliar, porque aquel año desaparecieron las monjas como encargadas.
Entonces tuvimos la posibilidad de presentarnos como encargadas, yo me presenté
y me nombraron encargada. Este trabajo era muy distinto aunque muy unido. Tenía
funciones propias de la auxiliar y también de los mandos intermedios y tenía
que dedicar mi tiempo a otras tareas y actividades, más de gestión.
A mí lo que menos me ha gustado es el desorden. A
mí me gustaba que todo funcionara bien. Cuando trabajaba tampoco me fijaba en
qué me gustaba y qué no, sólo intentaba que todo funcionase bien. Todo el mundo
ha colaborado para que todo funcionara. En definitiva, donde he estado, he
estado a gusto.
9. ¿Cuándo
te nombraron encargada?
En 1986 comencé mi labor como encargada. Ese año
fue cuando cambió la salud mental en España, fue la reforma psiquiátrica. Aquí
se cambió el nombre de Manicomio por Psiquiátrico. Se externalizó a muchos
pacientes a residencias, pisos tutelados de hombres y mujeres…
10. ¿Te
costaba mucho llevar las cuentas de todos los pacientes?
Las cuentas son muy peliagudas, muy peliagudas. El
dinero era un trabajo que tenía que hacer y bien hecho. Al final, tenían que
salir las cuentas. De todas maneras, hasta que no llegué a Bide Berri lo tuve
mucho más fácil, es allí donde tuve que gestionar el tema del dinero. Cuando te
acostumbras se lleva bien.
11. Cuéntanos alguna anécdota de tu estancia en el
centro.
Había una paciente hace muchos años que a mí me
daba un poco de miedo, porque era tan alta, tan grande…Pero, luego me tocó
estar con ella y al conocerla cambió mi forma de verla, me parecía tan majica.
Otro recuerdo bonito que tengo es de cuando nos
disfrazábamos y los días de reyes,
salíamos con los pacientes a las carrozas.
12. ¿Te
gustaría que tu hija siguiera tus pasos?
Mi hija no tiene nada que ver conmigo porque es completamente
diferente. Por ejemplo, ve una gota de sangre y se marea. No ha querido ir por
la rama sanitaria, es diseñadora de moda. Yo hubiera querido, alguna vez se lo
dije, pero, cada uno es como es y tiene sus gustos.
13. ¿Cómo
se vive mejor, trabajando o jubilada?
No me ha dado tiempo todavía a enterarme, como
llevo tan poco tiempo jubilada. Es diferente, cuando estás trabajando el tiempo
que dedicas al trabajo intentas vivirlo bien, para que sea llevadero. Y el
resto del tiempo lo dedicas a hacer tu vida, a hacer lo que te gusta.
Ahora no tengo esas preocupaciones de cómo ir al
trabajo, cómo solucionar los problemas del día a día. Ahora vivo mentalmente
más tranquila porque no tengo que pensar en todas esas cosas y tengo más tiempo
para mí.
14. ¿Practicas
algún deporte?
Me gusta andar. También me gusta el monte, pero,
suave. Hago yoga desde el año pasado. Y ahora he vuelto a ir a natación, tres
días a la semana.
15. ¿Te
gusta el fútbol? ¿Cuál es tu equipo favorito?
No me gusta nada. Sólo me gusta saber el resultado
de Osasuna, vaya bien o mal.
16. ¿De qué
ideología política eres? ¿Se contradice con tus dotes de mando?
Pues no lo sé, las dotes de mando no sé si los
llevan los de derechas o los de izquierdas o los del centro. Me considero
apolítica, me gusta la justicia social y que todo el mundo viva bien.
17. Sabemos
que eres una artista, ¿cuántas obras has realizado?
Fui a aprender a pintar cuando mis hijos habían
crecido y ya no me necesitaban para hacer las tareas. Y como me gustaba mucho
la pintura, pues iba por las tardes tres días a la semana dos horicas. Como me
gustaba mucho, estuve cinco años yendo a aprender a pintar. Luego iba haciendo
de forma autodidacta lo que me gustaba, me parecía y lo que me salía. La
pintura es una afición y no tengo contadas las obras que he hecho.
Creo que los artistas no deberían de vender.
Excepto el que vive de eso, por supuesto. En mi caso, al tener mi trabajo, ya
no tenía que sacar beneficio de una obra de arte.
Que quede claro que no soy una artista, sino una
aficionada al arte.
18. ¿Qué
movimiento artístico te gusta más?
El Impresionismo, lo tengo muy claro. Todos los
pintores impresionistas me gustan. Y procuro cuando pinto pensar en ellos,
intento que me salgan rasgos. Me identifico más con ellos: Renoir, Monet,
Pissarro, Van Gogh, Manet…
19. ¿Has
viajado por el mundo? ¿Qué países conoces?
Me hubiera gustado viajar más, pero, no me voy a
quejar.
Estuve dos años viviendo en México porque mi marido
tenía trabajo allí, así que, aquí pedí una excedencia.
En EE.UU. he estado en Nueva York y Las Vegas. También estuve en Cuba, Egipto, Austria,
República Checa, Eslovaquia, Rusia, Países Bajos, Francia e Israel.
20. ¿Qué es
lo que más te gusta de la vida?
¡Hay tantas cosas!
De entre las cosas materiales, me encanta comer,
viajar y pintar.
Me gusta vivir con tranquilidad, disfrutar cada
momento, saber que cada minuto ya no vuelve. Vivir el presente. El pasado ya es
historia y el futuro es un misterio.
21. ¿Te
gustan los chistes?
Los tuyos Sagrario sí (risas).
Para terminar:
- Un libro para leer.
Tengo dos empezados y
cuando no me gusta alguno, lo dejo. Ahora estoy con “Un mundo sin fin”, otro
“Cosas de críos”. Me gusta mucho leer artículos y si es narrativa me tiene que
decir algo, leer por leer no.
- Una película para ver.
La vida es bella, me
encanta esta película.
- Una canción para escuchar.
Como escucho Europa FM,
me gustan las canciones modernas. Una de Rihanna por ejemplo. Ahora recuerdo
una antigua que me gusta:
“Cuando salí de mi aldea
por vez primera, me enamoré de los ojos de una morena”.
- Un lugar para visitar.
San Petersburgo, me gustó
mucho.
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