miércoles, 17 de julio de 2019

Entrevista a Enrique Maya


1-. ¿Dónde has nacido? En Montevideo, Uruguay, en América. ¿Conoces tú país? En Uruguay

he estado solamente una vez después de venir. ¿Con cuántos años viniste a España? Nací allí y me trajeron con tres años. Vine primero con mi madre, mi padre se quedó allá, a vender lo que había, y estuve desde los tres hasta los 50, más o menos sin volver, e hice un viaje para conocer mi ciudad, mi tierra. ¿Estás casado? ¿Tienes hijos? Sí, dos chicos y ahora voy a ser abuelo, y muy contento.

2-. ¿Cómo siendo de ese lugar de la tierra tienes esa ideología? ¿Te sorprende que siendo de Uruguay sea de derechas? (risas, ja,ja) A ver…Uruguay es un país que tenía antes dos partidos, el colorado y el blanco pero eran bastante conservadores los dos. Luego llegó el famoso Mújica, que era un hombre de izquierdas y la verdad que lo ha hecho muy bien…Yo no sé si mi partido es muy conservador o no si te lees los estatutos… Uruguay dentro de los países americanos es de los que mejor está, es como muy europeo, pero yo creo que tiene poco que ver que yo naciera allí hace 60 años con cual sea mi ideología ahora aquí, porque tampoco me pudo influir tanto. Pero sí me atrae mucho Uruguay y creo que cuando me jubile, si no voy a vivir allí, estaré
temporadas, porque me atrae mucho mi tierra. Siempre te llama mucho donde has nacido.

3-. ¿Qué formación tienes? ¿Dónde estudiaste? ¿Qué ocupaciones has tenido?  Soy arquitecto. Hice Arquitectura y luego hice el doctorado en Arquitectura para poder dar clases. Mi profesión es funcionario arquitecto del Ayuntamiento de Pamplona; saqué la oposición en Pamplona, después de hacer otra en Tafalla para entrar en su Ayuntamiento de arquitecto. Estuve trabajando muchos años en la oficina de rehabilitación del Casco Viejo, donde estaba antes “Casa Luna”. Ése es mi puesto de trabajo al que volveré el día que deje la política. Estudié en un colegio muy chiquitito, que solo tenía dos clases (mayores y pequeños) en la C/Goroabe, en la Milagrosa, donde vivía. Solo había dos maestras, que por cierto la escuela ya era mixta en el año 63. Profesoras muy modernas en sus planteamientos, que no tuvieron jamás que levantar la voz y mucho menos pegar a nadie, hacían así (gesto) y ya era suficiente, tenían una autoridad tremenda. Aprendimos mucho, y de ahí pasé a Jesuitas, porque estaba al lado de mi casa, y de allí a la Universidad. Yo, por cierto, quería estudiar Ingeniería en Santander, y me dijo mi padre que no podía pagar la manutención, y que buscara algo aquí. Busqué Arquitectura, que entonces no nos resultaba cara a los que éramos de aquí, por algún tipo de convenio que había con el Gobierno. Por eso estudié aquí e hice Arquitectura y luego ya vino el Ayuntamiento, etc. Al principio durante 3 años estuve también con despacho profesional, porque podía tenerlo. Claro, cuando empecé me casé, tenía un hijo, tenía que trabajar y hacía todo, el despacho, ser Arquitecto en Tafalla…pero eso ya se acabó. Luego estuve 12 años de Director de Urbanismo de Pamplona y luego di el paso a la política, con 52 años.

4-. ¿Tienes experiencia en tu vocación? ¿cuántos años has trabajado de arquitecto? Voy a cumplir 60 años y he trabajado de arquitecto desde los 24 hasta los 52. Lo que me da un poco de pena es que, siendo arquitecto, prácticamente nunca he hecho proyectos. Siempre he estado vinculado al Ayuntamiento, a la Administración…Entonces tengo un poco esa pena, porque todos cuando estudiamos la carrera es para hacer edificios, y no he podido hacer prácticamente nada. Tengo mucha experiencia en Urbanismo, en planificación de la ciudad, porque me tocó como Director Gerente y como Alcalde también tienes una visión de la ciudad bastante interesante. Ésa es mi experiencia…De arquitecto he trabajado todos los años menos los 8 que llevo en política, pero, como he dicho, no como el típico arquitecto de las películas, que tiene su estudio, hace sus proyectos, sube al rascacielos y todo eso…me habría gustado, pero de eso nada.

5-. Sabemos que trabajaste de arquitecto para el Ayuntamiento de Pamplona ¿qué funciones realizaste? Como dije antes, cuando yo entré en el Ayuntamiento, el puesto era para la oficina del Casco Viejo. Esa oficina estaba organizada para que aquéllos que querían rehabilitar y arreglar sus casas, en el año 89, que estaba el Casco Viejo muchísimo peor que ahora, preguntaran qué condiciones tenían que cumplir para hacerlo. Había que hacer unos informes de cómo estaba la casa, hablar con las comunidades, ver qué ayudas se iban a dar, cuándo se iban a recibir…era un poco organizar con la comunidad las obras que querían hacer y preparar las subvenciones que se les iban a conceder y qué tenían que hacer para tenerlas. Íbamos visitando las casas y fue una época preciosa, porque conocí casi hasta el último rincón del Casco Viejo. También era más joven y me gustó mucho ese trabajo, creo que ha sido el mejor que he tenido nunca. También cuando alguien quería poner una tienda de ropa, zapatos, ultramarinos, etc. Además, de las pocas cosas que pude hacer de proyectar, pequeñas obras que te encargaban del propio Ayuntamiento, me tocó participar por ejemplo en la restauración de la fachada del Ayuntamiento, que era muy negra, y trabajé en un equipo para recuperarla. Trabajé en la galería de servicios, estaba pendiente de esas obras…diría que fue la mejor época de mi vida desde el punto de vista laboral.

6-. Trabajar para el Ayuntamiento, ¿te abrió las puertas de tu carrera política? Sí, absolutamente. Estuve 12 años de director de Urbanismo, que es el máximo responsable del Urbanismo de Pamplona y estuve ya muy en contacto con los políticos. Era un cargo técnico pero de designación política. Estuve con un Concejal de UPN que era Juan Luis Sánchez Muniain, y con la Alcaldesa Yolanda Barcina, a la cual yo no conocía prácticamente nada de antes, y fue quien me ofreció el puesto de Director Gerente y luego ya estás muy cerca de la política…Vas todas las semanas a la comisión de Urbanismo con políticos y ya estás mucho más pendiente de ello de lo que habías estado nunca. Esa relación con UPN, con Barcina y con Sánchez de Muniain llevó a que me ofrecieran el poder ser candidato a la Alcaldía. Eso me dio un susto tremendo, ¡como si a vosotros os dicen ahora que si queréis ser Alcaldes de Pamplona...! Dije que sí, y es una decisión muy difícil: necesitas escolta, todo el mundo te conoce, se te complica mucho la vida…pero una vez que te metes es muy complicado también salir, porque te engancha y la sustitución es difícil…Hay que buscar, que ya me voy haciendo mayor. ¿Es más suave que lo anterior? No. Ser político no es más suave, estás todo el día en el ojo del huracán, la gente te para por la calle, para la familia no es nada bueno, para los hijos, cómo les afecta a su trabajo…es complicado. Cuando sea más viejo no creo que recuerde esta época como la más bonita desde el punto de vista personal, pero seguramente sí será de la que más orgulloso esté, porque ser Alcalde de Pamplona son palabras mayores. Mi madre, por ejemplo, estuvo de personal de servicio del Alcalde de Pueyo en los años 50. Lo llamaban “mucama” o “criada”, que suena peor. Entonces cuando llegué a Alcalde me dijo ella “¡He pasado de ser la criada de un Alcalde a ser su madre!” y es un orgullo muy grande, pero objetivamente hablando no es que ganes gran cosa en tu vida, a nivel de responsabilidades. ¿Me estoy enrollando demasiado, no? Sí. ¿Sí? (risas) Ja, ja.


7-. ¿Formas parte del movimiento tecnócrata? No sé exactamente qué es ese movimiento. ¡Veo que eres muy estudioso! Sé que hablan de enfocar la vida pública desde el punto de vista de que todo funcione, de los servicios, de cobrar impuestos…los que están de alguna manera menos ideologizados. Hombre…Por mi formación, soy bastante tecnócrata, quiero decir, yo he nacido del mundo del urbanismo y a mí me preocupa que Pamplona funcione, y para funcionar necesita generar dinero, es decir que haya dinero que se cobre de los impuestos, y con ellos hacer funcionar las cosas. Luego hay dos cuestiones clave, lo que se llama la competitividad económica, es decir, que una empresa venga a Pamplona y no se vaya a Logroño, porque eso será empleo, y, luego, con lo que generan esas empresas, cobrar impuestos para garantizar la cohesión social, que es que nadie se quede atrás. Entonces claro, la palabra tecnócrata parece que solo suena de un lado, del lado de que funcione y se genere riqueza, ¿no? Pero en cuanto a que piensan más en que la estructura funcione y menos en las personas no me considero tecnócrata, porque me preocupa igual que la ciudad funcione y se generen recursos económicos, como que esos recursos luego se puedan distribuir entre los barrios, aquéllos que estén peor, tengan más servicios…es decir, la cohesión social. Si hay barrios que están muy degradados o colectivos que están especialmente mal, al final la ciudad entera acaba sin funcionar. No se puede permitir que haya barrios en los que no se pueda ni entrar, inseguros, gente sin recursos…y eso es mucho más complicado de conseguir. Yo me muevo mucho más cómodo haciendo funcionar a la ciudad que consiguiendo que la gente tenga unos niveles de equidad altos; esa segunda fase, que todos hablamos de ella, luego no sabemos muy bien cómo conseguirla, porque a base de subvenciones luego no consigues. Entonces, a veces estás un poco impotente porque ¿cómo hago que vengan empresas para generar trabajo? No es fácil…Entonces, como lo fácil es hacer un puente, una carretera…vendes mucho eso, pero la otra parte te cuesta mucho más, porque no sabes cómo conseguirlo. En la segunda parte del franquismo, se implantó la tecnocracia, que los políticos tenían que saber, de su profesión. Sí, lo que pasa que el político no es un director ejecutivo solo. Es decir, que tiene que saber, un Consejero de Sanidad debería saber de sanidad, es lo que debería pasar. Si a mí me nombran Consejero de Sanidad tendría que pegarme una encerrona de meses para enterarme, y en cambio si es un médico tiene mucho sabido…tienes que tener un conocimiento mínimo. Yo creo que tendría que ser médico o tener una vinculación muy clara con ese mundo y ahora es más importante formar parte del aparato… eso es así, cuando se reparten los puestos, suele responder a otras cosas, y se está produciendo algo que…si a mí ahora me nombran Consejero de Sanidad, tendría que decir que no, porque no tengo ni idea. Sé lo que cualquier ciudadano, y yo no puedo estar de consejero en una reunión y no saber de lo que me están hablando. Tienes que tener un mínimo de conocimiento en el tema. No puedes poner a un gerente a dirigir la salud. Será necesario que haya uno, pero tendrá que haber alguien que tenga una visión de la salud, vamos a decir más “política” en el buen sentido, para que le vaya orientando a las políticas al gerente. ¿Pero para eso no hay asesores? Sí, pero para entenderlos tienes que tener un mínimo conocimiento de la materia. Entonces, en Sanidad se ve como más claro porque es más específico, pero también hay otras como cultura, acción social, deporte…que se ha caído en poner a cualquiera. Entonces, me considero un tecnócrata por mi formación, porque tengo una visión muy técnica de las cosas, y el trabajo es conseguir la otra visión, que es la más política. A mí me ha costado más, porque con la técnica llevaba toda la vida.

8-. ¿Te sientes atraído por el mundo de la política desde joven o a raíz de tu vínculo con el Ayuntamiento? Entré en la política a raíz de mi vínculo con el Ayuntamiento. La política me ha interesado como a todos los ciudadanos, y debo reconocer que bastante poco. A veces, cuando hablo con mi mujer de política y de que la gente no se interesa por ella le digo “¿cuando nos casamos tú y yo, cuánto ocupaba la política en nuestro quehacer diario? cero.” A mí me daba igual, recuerdo que cuando entró Felipe González estaba yo haciendo las milicias universitarias y lo celebramos echando las boinas arriba. Yo celebré que llegaba Felipe González porque me parecía que era bueno que llegara. Quiero decir, me preocupaba tener trabajo, que estuviera bien mi familia, en mi casa nunca se hablaba de política sino de cosas que pasaban, pero no hemos sido una familia muy política. Tengo muy claro que lo que me cambió el chip fue pasar a ser el Director de Urbanismo, el empezar a ver la ciudad desde otra escala y el contacto con los políticos.

9-. ¿Cómo fue tu llegada a la alcaldía? ¿cuántos años fuiste alcalde? Llegué a través de la Gerencia de Urbanismo, y del contacto con Yolanda Barcina y Sánchez de Muniain. Estuve 4 años y ahora llevo casi 4 en la oposición, y voy a intentar volver a serlo, ya soy candidato.

10-. ¿Qué destacarías de tus años como alcalde? Brevemente diría que me tocó una época económica durísima, porque era cuando llegó toda la crisis. Tuve que reducir de septiembre a diciembre 25 millones de euros las inversiones municipales, rehacerlo todo, y contener la deuda, porque había una deuda que si no se paraba se nos iba…Eso creo que lo hice bien, al final la redujimos como 15 millones de euros en mis 4 años, y luego la ciudad creo que tampoco notó mucho ese cambio de presupuesto. Eso en lo positivo, y en lo negativo que no fue una época de hacer muchas cosas: no había mucho dinero y era más de parar que de seguir…A mí me apetecía seguir invirtiendo, claro, a todos nos gusta, pero no era el momento. Es como en una familia en la que se ha quedado sin empleo un miembro y puede seguir comiendo pero no irse de veraneo…sería un poco el resumen.

11-. ¿Puedes contarnos alguna anécdota divertida que te haya ocurrido? A mí la más divertida, que me vino muy bien para bajar los humos de un político que llega a alcalde y se piensa “¡qué bien que soy el alcalde...!”es ésta: yo era tertuliano para hablar de Osasuna en Onda Cero, en el Programa “Caliente, caliente”. Estuve muchos años allí y un día, yendo con alguien que ahora no recuerdo quién era, me cruzo con un señor que me mira y le dice el otro “¿No le conoces? Éste es Enrique Maya”. Y yo era el alcalde, y dijo él “¿Enrique Maya? ¿El conocido Maya?” Y le respondí “Sí, bueno, no sé si soy muy conocido pero soy Enrique Maya”. Y me dijo “qué ganas tenía de conocerle, deme usted un abrazo, no sabe lo que le admiro…Porque usted es el Enrique Maya de “Caliente, caliente” del fútbol ¿no?” Le dije que sí y se despidió diciendo que estaba encantado de conocerme, etc. Y cuando se fue pensé “¡Maya, bájate los humos que te conocen mucho más porque hablas de Osasuna que por ser alcalde!” Lo cual también te pone en tu sitio, que a la gente en general le importa muchísimo más el partido de esta tarde que la política.

12-. ¿Te sorprendió la invitación de Blas de venir al centro a concedernos una entrevista? ¿conocías de antes este centro? Me sorprendió mucho, sinceramente. Yo había estado alguna vez porque aquí estuvo una tía mía ingresada varias veces y solíamos venir a verla, y conocía el centro de eso. Luego vine a ver las obras y he estado otra vez con el tema de los bailes. Entonces vine a ver un poco el acto y no me esperaba que viniera este hombre a hablarme así (Blas). Además, se veía que era un hombre inteligente, con mucho criterio, porque se notaba en las cosas que me decía y la verdad que me sorprendió mucho para bien, y muy a gusto y encantado de la vida. Estos son los momentos buenos. Igual no me creéis con eso de que soy político, pero estos momentos son mucho mejores que la mayoría, porque son muy reales.  Ya me pasó cuando era alcalde que me entrevistaron unos niños de un centro y lo mismo, fue precioso, con chavalicos de 14,15,16 años…y son momentos muy, muy bonitos.

13-. ¿Qué estás haciendo en la actualidad, tienes algún cargo en el Parlamento? No, soy concejal. Si os soy sincero, desde el punto de vista puramente personal, estoy en la mejor situación posible: al estar en la oposición puedo compatibilizar dar clase con una dedicación parcial, y es la última de mis actividades a la que renunciaría si tuviera que hacerlo. Era incompatible con ser alcalde, y tampoco tenía tiempo. Al dejar la alcaldía pude volver a serlo. Pero concretamente un cargo en el Parlamento, no. Hay algunos que son alcaldes y parlamentarios, pero yo no, y te aseguro-y lo digo aquí porque veo que no os olvidáis de nada- que nunca seré parlamentario. No quiero, no me gusta nada, a mí me atrae Pamplona, pero ni el Congreso, ni el Senado, nunca. Me comprometo aquí. Dentro de 4 años ya tendré 64 años. Si no soy alcalde, no me apetece y creo que sería malo para mi ciudad y mi partido volver a “fracasar” y seguir. Yo creo que eso es malo. Entonces, estoy seguro de que si no soy alcalde, en poco tiempo dejo la política. Porque es lógico: si has sido alcalde y has intentado volver a serlo y no lo has sido, puedes pensar que se han juntado todos contra nosotros, bueno, puedes entenderlo, pero si a los 4 años vuelves a presentarte otra vez y la gente no te apoya lo suficiente para volver a serlo, yo entiendo que no tengo los apoyos suficientes para estar ahí 4 años a rastras…me sentiría ya muy desprestigiado.

14-. Blas te habló del pueblo de derechas ¿has abierto alguna investigación? No, no la he abierto, pero me acuerdo de lo que me dijiste: básicamente era que el pueblo es de derechas y en cambio, está siempre como limitado, sin expresarse…¿no?

15-. Tus vínculos con la Asociación Sancho el Mayor ¿cuáles son? Es la asociación de mayores de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Desde la alcaldía y después, he tenido con ellos bastante relación, de ir a conferencias, a comer con ellos, a algún viaje…una relación de cordialidad. Pero me haré socio, es decir, hay que tener 60 años para poder ser socio –además, ya me llega- y me parece que es un sitio muy bonito, de los que pertenecemos a un partido que tiene una asociación de mayores, que además tiene un carácter cultural importante, fíjate en el nombre que tiene…Entonces, yo colaboraré con ellos, me parece una forma muy bonita de poder seguir trabajando por el partido cuando te apartas de la parte activa de la política, con gente mayor del partido. Creo que hacen una labor muy buena.

16-. ¿Cuáles son tus aficiones? ¿Practicas algún deporte? ¿te gusta viajar? Soy muy aficionado a Osasuna. Fui socio hasta el año pasado, que me cabreé con ellos, pero soy muy aficionado. Mi deporte para ver ha sido el fútbol y para practicar la pelota vasca a pala. Ahora solo practico andar y poco, porque me operaron de una hernia discal. Me encanta viajar, ¿a quién no? Pero soy un poco miedica con el avión o hay sitios que no me apetece ir. A mí dónde más me gusta ir es a América del Sur. En Uruguay he estado una vez, en Cuba dos, en Puerto Rico una y en Colombia otra, porque fui a un congreso que hubo de centros históricos. Y llegar a un sitio y que te entiendas es tremendo, porque te une mucho a la gente. Además tenemos muchas cosas parecidas, de tradiciones, forma de ser, comidas…a mí me atrae eso. No me atraen otros sitios más europeos, aunque seamos europeos, porque hay otras barreras, por ejemplo con un inglés o un francés, no me siento de la misma manera.

17-. Aconséjanos:

Un libro para leer: “La fiesta del chivo”, de Vargas Llosa. Me impactó muchísimo, aunque es un poco desagradable. Trata de la dictadura de Trujillo, en República Dominicana, un libro buenísimo pero muy duro. “El arquitecto”, será por mi profesión…Que es de cuando se construyó San Petersburgo y todo aquello, también me impresionó mucho. “El Quijote”, no he conseguido leerlo entero, sino a trozos, pero está muy bien. Me gusta muchísimo también Landero, que tiene muy buenos libros, como por ejemplo “Hoy Júpiter”, que es un libro genial. Es un escritor extremeño de lo mejor que hay por allí.
Película para ver: Que esté de actualidad, “Green Book”, me parece buenísima. Cuenta la vida de un músico negro en los EE.UU profundo, que se busca un guardaespaldas mafiosete, de estos de discoteca, y cuenta la vida que llevan los dos por todo. Tiene unos valores muy buenos.

Canción para escuchar: Yo soy un hortera con la música, pero me gustan las canciones de cuando yo tenía 18, las románticas. Para mí la canción cumbre es de Roberta Flack, “Suavemente me mata con su canción” con el piano, es una preciosidad, relajante.

Lugar para visitar: De todos los sitios en los que he estado, lo más espectacular fue mi vuelta a Uruguay, porque reconocí mi casa y tenía tres años cuando me fui. Pasé un momento que me emociona mucho, me dejaron en una calle de estas con casitas bajas unifamiliares, como Gorraiz, por ejemplo, pero de mucha menos calidad, claro. Entonces, como yo siempre decía que me acordaba de mi casa, mi tía me dijo “ésta es la calle, a ver si reconoces cuál es tu casa”, y me acordaba perfectamente de cuál era. Lo importante fue que, al acercarme, salieron un chaval y otro chico a preguntarme adónde iba y qué buscaba, y les expliqué un poco mi historia, que había nacido allí, etc. Entonces salió su mujer, y me dijo “¿no será usted Enrique?”.  50 años después, y me dijo que su bisabuela contaba que había un niño español al que quería mucho, que se llamaba Enrique y que se había marchado a España y le había dado mucha pena, ¡y ella se acordaba! Me parece alucinante…
También un lugar para visitar diría que Cuba. Es complicado de definir, porque viven mal, pero yo les veo que viven dentro de una felicidad media bastante acusada. La gente no se ve amargada, pero da un poco de lástima porque viven sin poder expresar mucho, hay muchos miedos…Y tienen una forma de ser que te coge, es una gente tremenda, los cubanos. De todo lo que he visto en mi vida, los que no dejaría de hacer son Uruguay y Cuba. Luego de sitios bonitos pues hay muchos, como Saint-Michel, en Normandía…Pero Europa en general no me llama tanto, prefiero América.


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